Salamanca

La famosa Salamanca, insigne en armas y letras, según reza la frase de Espronceda, presenta uno de los conjuntos monumentales, considerado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, más admirados de España. El casco histórico se articula en torno a la Plaza Mayor, de grandes soportales, construida en el siglo XVIII según trazado de Alberto Churriguera en un barroco de profusa decoración. Preside la plaza del ayuntamiento, obra de García de Quiñones. La Casa de las Conchas es otro de los edificios emblemáticos de su arquitectura civil, así como el conjunto barroco de la Clerecía, antiguo colegio de jesuitas y actual sede de la Universidad Pontificia. En sus inmediaciones se encuentra la Universidad, fundada por Alfonso X el Sabio y considerada una de las más prestigiosas de Europa entre los siglos XV y XVI. Cuenta con dos señeras catedrales, la Vieja, de los siglos XII-XIII, iniciada en románico y rematada en gótico, con un magnífico retablo mayor del siglo XV y Museo Diocesano; y la Nueva, que fue comenzada por Gil de Hontañón en el siglo XVI. En torno al conjunto catedralicio se localizan dos lugares de connotaciones literarias: el puente sobre el Tormes, con el toro de piedra citado en El Lazarillo y el huerto de Calixto y Melibea, jardín que los salmantinos identifican con el escenario de algunas partes de La Celestina. Otros edificios de interés, entre las numerosas casas blasonadas de la ciudad, son el palacio Fonseca (siglo XVI), más conocido por La Salina, y el de Monterrey, propiedad de los Duques de Alba. Completan su riqueza artística notables conventos, como el de San Esteban y el de las Dueñas; los colegios del arzobispo de Fonseca o de los Irlandeses (siglo XVI), con sobrio patio clasicista. Entre las especialidades culinarias se encuentran los asados, el hornazo y la chanfaina. En la celebración del Lunes de Aguas, que sigue al segundo Domingo de Pascua, es costumbre comer el hornazo a orillas del Tormes, según una tradición estudiantil que se remonta al siglo XVI.

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