Razones por las que el sector turístico tiene los salarios más bajos

Ustedes saben que nuestros gobiernos se dedican de forma profesional a bombardearnos con noticias positivas para demostrar lo que hacen bien, que no es mucho. Por eso, cada día aparecen datos de empleo que dejan muy bien al sector turístico, y no sólo porque estamos en verano sino porque realmente las cosas están funcionando bien. Nunca se había creado tanto empleo, lo cual es excelente tras los años de penurias que hemos vivido.

A partir de estos datos, el sindicato Comisiones Obreras hizo un cruce con la renta familiar de los diversos municipios de España y se encontró con que los municipios turísticos son los que tienen menos renta, empezando por Torrevieja, en Alicante. Como ustedes se imaginan, los municipios industriales tienen rentas mucho más altas, al igual que aquellas áreas en las que hay mucho sector financiero, seguros, o médico.

Sin embargo, Comisiones, siguiendo lo que parece que va rumbo de convertirse en una tradición, lanza su crítica feroz contra los empresarios turísticos, acusándoles de pagar salarios bajos y de la precariedad laboral que, por otro lado, está extendida a todos los sectores. Nada de lo que dice Comisiones, y repiten tantos otros, es falso. Ni una cifra está forzada. Son los hechos. En lo que probablemente yerra es en el reparto de culpas.

Da la impresión de que estamos imaginando que los empresarios industriales o de seguros son unos seres generosos que deciden pagar más porque les gusta, por decisión unilateral. De la misma manera que los gestores de oferta turística serían seres sádicos con sus trabajadores, que no pagan porque llevan la maldad en el cuerpo. ¿Alguien cree que si la Ford, el Banco de Santander o Iberia pagan salarios más altos que los hoteles o los bares y restaurantes es porque son generosos? Aquí, como es evidente, opera otra lógica totalmente diferente: la cualificación profesional.

Parece que se nos olvida que el sector turístico es un sector que fundamentalmente trabaja con personal de poca cualificación. Efectivamente, hay algunos cargos con cierta formación -en cocina, alguno en mantenimiento y, por supuesto en marketing-, pero el grueso del sector lo componen los camareros de bar y las camareras de piso. Ese es el 'ejército' del turismo. Y gracias a que existe el turismo, muchos de ellos pueden trabajar. No debería ser necesario explicar -aunque dadas las críticas parece que sí- que ninguna de estas actividades exige mayor formación, lo cual también encaja con la situación salarial e, incluso, con la inestabilidad laboral.

A esto hemos de añadir que el sector, especialmente en la oferta complementaria, tiene un cierto nivel de informalidad y de economía sumergida. Se trata de algo totalmente condenable, pero que está instalado y que conoce todo el mundo. Alguna explicación tiene que tener que este país sobreviva con tasas de paro del 25 por ciento, que le conducirían normalmente a una rebelión social.

El dato clave es que los salarios del turismo no vienen fijados por la maldad o bondad del empresario, sino por la oferta y la demanda en unas actividades que exigen poca o nula formación. Si un economista de una compañía de seguros gana más es porque no es fácil para el empresario encontrar alguien que le ofrezca garantías, que tenga la capacidad adecuada para ocupar el puesto. Por supuesto, si hubiera un exceso de oferta y si cualquiera pudiera ocupar estos puestos, los salarios caerían en picado.

Es verdad que el turismo emplea mano de obra poco calificada, como también ocurre con el comercio y, en buena medida, con la construcción. Son los sectores más problemáticos desde el punto de vista social, porque es donde está el grueso de la población y donde se producen los problemas humanos más graves. Pero no es verdad, en términos generales, que sea el empresariado del sector el que decida que esto sea así. También en Estados Unidos y en Francia los empleados de la hostelería y de la construcción tienen salarios inferiores a los de otros sectores. Es un problema propio de la actividad, de la naturaleza de la misma. Incluso puede que no sea un problema sino una característica.

Mucho más eficaz sería para los sindicatos y los demás agentes que critican esta realidad que promoviéramos una mejora en la formación, que se incrementara la cualificación de nuestros jóvenes. Francamente, soñar con que una persona con poca o nula formación vaya a tener un buen sueldo durante mucho tiempo es muy ingenuo. Quizás alguno recuerdo cuando los albañiles ganaban más de tres mil euros al mes, pero eso fue durante el 'boom' previo a la crisis y realmente fue una locura. Debe de haber una relación entre conocimientos y retribución, y eso ocurre normalmente, salvo cuando la economía se descontrola.

Es un poco lamentable tener que hacer estos análisis, pero es inquietante que se criminalice a todos los empresarios de un sector por hechos que son totalmente normales. Más nos valdría atacar a quienes se saltan todas las leyes, que también los hay.