Mallorca, incomunicada por un alud de eventos

Este fin de semana, varios núcleos urbanos de Mallorca se quedarán incomunicados durante horas, debido a la celebración de tres eventos ciclistas. El fin de semana siguiente otro evento, Ironman, volverá a cortar las carreteras. Uno de los eventos del sábado 30 de abril es de gran magnitud, cortando pueblos enteros durante varias horas y afectando toda la sierra de Tramuntana y la bahía de Alcúdia hasta llegar a Sant Llorenç, en el Levante. Lo más habitual son cortes de cinco horas, durante las cuales muchos núcleos urbanos se encontrarán aislados, sin posibilidades de entrar o salir. En algunos casos, ante las protestas, se ha habilitado un carril que permitirá o la salida o la entrada al núcleo, pero no las dos cosas por razones obvias.

Esta marcha ciclista es un evento fundamentalmente para extranjeros turistas, aficionados a la bicicleta. Las autoridades han informado de que se trata de unos 11 mil ciclistas que durante su estancia dejarán en la isla diez millones de euros, aunque no han explicado cómo ni quién verá ese dinero.

Los ciclistas que participan en esas tres pruebas de este fin de semana no son los mismos, al parecer, que los que diariamente circulan por las diversas carreteras de la isla, ocasionando otro tipo de molestias a los conductores de coches, principalmente residentes en el archipiélago.

La organización, que no las autoridades, ha habilitado una página web en la que está la información que es prácticamente incomprensible. Las policías locales de los núcleos urbanos afectados tampoco parecen disponer de información exacta sobre lo que ocurrirá este fin de semana, dando información aparentemente contradictoria. En todo caso, habrá cortes de tráfico importantes.

El problema que se plantea aquí es cómo compatibilizar la vida de los residentes en la isla con las necesidades de ocio que tienen quienes nos visitan. El modelo escogido en el caso de esta marcha ciclista no parece el más adecuado: los residentes nos quedamos en casa todo el día para que los ciclistas paseen tranquilamente a su aire. Porque no se trata de una competición, también frecuente, que interrumpe el tráfico durante una hora y listo. No, es un paseo cicloturístico que exige horas de cierre de las calles, porque cada uno de los ciclistas va a su aire. Uno se pregunta si es lógico que los ciudadanos de Mallorca tengan que estar encerrados en sus casas durante unas horas mientras los británicos, por ejemplo, votan si impiden la entrada de los españoles que desean residir en su país.

Compatibilizar las dos actividades, que es posible, exige el liderazgo de nuestras autoridades, que fueran capaces de gestionar algo. En este caso, ni siquiera la página web donde se informa del evento es pública, sino de los organizadores privados. Por supuesto, pese a que las autoridades defienden una cultura participativa, nadie ha sido consultado sobre si le parece razonable esta alteración en su vida diaria.

Día a día, los residentes en estos núcleos se enfrentan al problema de la circulación por esas carreteras, saturadas de ciclistas. En esos casos, pese a las molestias, la actitud general es la de respetar los derechos de todos en la vía pública, aunque los ciclistas no suelen caracterizarse por un respeto escrupuloso de las normas.

Lo más llamativo es que quienes han aceptado este abuso son los mismos que se llenan la boca hablando de la dignidad del pueblo mallorquín. Pues habremos de estar encerrados en casa con toda nuestra dignidad esperando a que los ciclistas acaben de divertirse en nuestras carreteras para poder ir a donde deseamos.

Este fin de semana nuestras autoridades habrán demostrado que para ellos compatibilizar la presencia del turismo con las necesidades de los residentes equivale a que los primeros hagan lo que quieran y que los segundos se adapten a lo que ellos necesiten. Es que diez millones de euros son mucho dinero, aunque no se sepa para quién serán.