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EDICIÓN ESPAÑA

Periscopio turístico

Sobre el turismo español: entre Trump, la cantidad y la calidad

Preferente.com ha realizado, con toda intención supongo, una interesante encuesta a propósito si el Gobierno debería priorizar en su modelo turístico la “CANTIDAD” ó la “CALIDAD”.

 

graciano-palomo-turismoNo olvido que esa pregunta se dirige a profesionales del Sector, esto es, gente entendida y que vive de él. Por lo tanto, el sondeo digital tiene su aquel y las conclusiones su importancia.

 

Muchos de los lectores conocerán ya el resultado que refleja la votación que, escrito por corto y por derecho, no tiene desperdicio y no deja lugar a la duda alguna.

 

Los profesionales que leen este periódico --la casi totalidad-- se inclinan (89%) por la calidad y tan sólo un 11 por ciento prefiere la cantidad.

 

Significaría ello que empresarios, ejecutivos de los distintos grupos y empleados serían ya conscientes --como se apunta desde muchos otros subsectores y analistas más objetivos-- que tras los 75 millones de visitantes cosechados durante el pasado 2016 la industria española debería mirar hacia otros horizontes, naturalmente en conexión permanente con el poder ejecutivo de la Nación que es lo que se conoce como Gobierno.

 

LA CANTIDAD

 

El primer concepto lo tenemos todos claro. La cantidad es buscar el mayor número posible de turistas que visiten España. A mogollón, incluso rebajando precios y mirando siempre de reojo a los principales competidores cuyos costes de productividad serán siempre más bajos que los países, por ejemplo, de la zona euro.

 

Dentro de esos 75 millones del pasado ejercicio se calculan que hay varios millones “prestados”, como hemos comentado ya en diversas ocasiones en esta misma columna, por otros países en alarma social, económica o política o las tres cosas a la vez. Aún así son muchos los millones “propios”. Creo que no hará falta insistir más en el tema por explícito y explicitado.

 

LA CALIDAD

 

¿Qué es la calidad turística? También es un concepto bien aprendido por los profesionales españoles de la cosa. Se trataría básicamente ser más exigentes con los que compran y realizar un esfuerzo por mejorar todas las aristas de los destinos, ya sea en costas, ciudades, hoteles, receptivos y logística.

 

Este debería ser el futuro inmediato. Por el que deciden apostar nuestras gentes y nuestra industria. Entre otras cosas, porque nos permitiría mantener el sistema ecológico --no olvidar que España es un país muy carente en energía y agua-- sin cuya preservación no hay nada sólido de cara a los próximos lustros y décadas.

 

Este debería ser el momento del “cambio”. Los cambios se deben producir cuando se ha obtenido un éxito notable como es el caso que nos ocupa. Pero como todo en la vida, es mucho más fácil definirlo que ponerlo en práctica. Hay que diseñar nuevos y más complejos destinos; abrir de una vez por todas la espira del turismo cultural, el gastronómico y el enológico. Los tres dejan mucho dinero y encima tienen “glamour”.

 

¡Vamos!

 

LO DE TRUMP

 

Durante la celebración de la reciente FITUR muchos de mis amigos que se dedican a este negocio me preguntaron cómo veía yo la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca referido al asunto concreto.

 

No tengo obviamente una opinión muy formada al respecto porque se necesita algún tiempo para que vayan apareciendo los “hechos” que en un político --incluso tan estrafalario como Trump-- son siempre más importantes y decisivos que las palabras.

 

Pero no suenan buenos sones para la lírica. El proteccionismo demodé que predica Trump --emulando a James Monroe en 1825 (“America para los americanos”)-- no puede aportar nada bueno en un mundo ya acostumbrado a la globalización y al mercado único mundial en la práctica. Sus medidas de “seguridad nacional” tampoco coadyuvan a inyectar en vena al resto del mundo el interés por visitar ese gran país que los padres fundadores de Filadelfia denominaron como Estados Unidos de América.

 

Se supone que una vez se siente de verdad en el Despacho Oval el descendientes de emigrantes alemanes (que no escoceses) llegará una cierta cordura y, sobre todo, realismo. De modo y manera, queridos amigos, que así están las cosas. Y como tal se las hemos descrito y, especialmente, así lo deben tomar antes de optar por una decisión de negocio. Que siempre el jurdó es una cosa de comer, y también muy especialmente, cuando se tienen que pagar nóminas.

 

Espero me hayan entendido todo. Estoy seguro que sí.  

 

 

 

--Consulte aquí todas los artículos turísticos de Graciano Palomo.


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