Nadal, el chico de Harvard

Por fin, tras 320 días en el limbo, España cuenta con un Gobierno. Del que se podrá opinar lo que cada uno quiera. Pero, al menos, hay un Gobierno. Punto.

Algo tan obvio y tan barato desde el punto de vista político aparecía como insalvable en la cuarta potencia económica de la Unión Europea y gracias a la responsabilidad de unos y la irrefrenable deriva de otros se ha podido alcanzar tamaño objetivo: tener un equipo gubernamental aunque no sea más que para poder ponerlo a escurrir, que no es poco.

Bien. Vamos a lo nuestro. Fiel a su estilo, impasible e inmutable el presidente del Gobierno dio a conocer en la tarde del pasado jueves su equipo ministerial. Para el Sector este Gabinete tenía su aquel por cuanto se venía especulando intensamente acerca de la posibilidad de que, por fin, se instituyera administrativamente el deseado Ministerio para el Turismo.

La esperanza es lo último que se pierde pero se ha perdido una vez más. Acuciado por las circunstancias políticas de absoluta minoría Mariano Rajoy ha preferido echarse la manta al lomo y seguir como estaba con ligeros retoques obligados por esas mismas e imperiosas circunstancias. Turismo, continúa por tanto, como Secretaría de Estado, encuadrada dentro de uno de los macro ministerios económicos claves al mando de Álvaro Nadal Belda.

¿QUIÉN ES EL MUCHACHO?

Se trata antes que nada de lo que en la jerga política podríamos describir como un “tecnócrata”, esto es, una persona en la que hay que valorar más los números, la calculadora, las cifras que le ideología neta. Álvaro Nadal -Harvard- es un técnico comercial del Estado que ha hecho toda su carrera política a la sombra primero de Cristóbal Montoro, posteriormente con Soraya Sáenz de Santamaría y, finalmente, al lado de Rajoy en calidad de director/jefe de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno. ¡Ojo!, no confundir con su hermano gemelo Alberto a la sazón Secretario de Estado de Energía.

¿Qué es lo que puede aportar el muchacho al sector turístico español? En primer lugar, proximidad al jefe del Ejecutivo lo cual en los tiempos que corren no es cosa mengua. En segundo lugar, conocimiento frio sobre el Sector -evolución, praxis y coyuntura- y en tercer lugar impulso decisivo para modernizar el mismo porque tiene fuerza política suficiente como para encarar ese reto. Esto en teoría porque luego la práctica es cosa distinta. O suele ser. Cuenta también con la ventaja de que su interlocución con el jefe de la Caja, es decir, Cristóbal Montoro es muy fácil y se supone que le dará una llave para realizar las reformas perentorias que reclaman nuestros empresarios y profesionales y para las que se necesita inversión y pasta. No hay que olvidar a tal propósito que a Álvaro Nadal se le ha encomendado también el desarrollo de la “Agenda Digital” que es básica para la modernización del asunto y prioritariamente también el sector turístico. Resumiendo mis queridos amigos: el nuevo ministro, al margen de consideraciones políticas generales, aporta “ad hominem” solvencia técnica y capacidad intelectual y profesional demostrada. No es un piernas indocumentado.

LA SECRETARÍA DE ESTADO

Mi editor, colega y amigo Rafael Caballero me alerta desde el segundo uno que se conoció el nombramiento de Nadal acerca de la batalla desatada en el seno del PP por territorios turísticos para colocar en la Secretaría de Estado a la persona que mejor pueda representar sus intereses. ¡Normal! Baleares tiene sus nombres; Andalucía lo suyos; Canarias los propios y Cataluña por ende. Tengo para mí que la cooptación de ese nombre en clave de hombre o mujer será cosa también directa de Mariano Rajoy como lo fue en la épica de José Manuel Soria. Sin olvidar que “Paradores” depende directamente de ese dicasterio.

Lo escrito es la prédica. Ya veremos luego el grano. Y si este Gobierno puede subsistir en medio de una precariedad política digna de otra causa.