¿Fluxá no era rico el año pasado?

En la lista de los más ricos del mundo que publica anualmente la revista Forbes, aparece este año por primera vez y en lugar nada desdeñable el presidente del Grupo Iberostar, Miguel Fluxá. Del sector turístico español, Fluxá es el empresario que ocupa la primera posición, por encima de Escarrer.

La razón por la que de pronto, de un año para otro, el presidente de Iberostar irrumpe con fuerza en la lista no es explicada por la publicación americana. ¿Ha ingresado su grupo elevadísimas cantidades en tan solo doce meses? De 2014 a 2015, ¿su beneficio se disparó hasta la estratosfera?

Las rentabilidades de Iberostar y las de su dueño -52 por ciento del grupo- fueron superiores en 2015, pero no astronómicas. Tampoco ingresaron fuertes sumas porque no se desprendieron de activos de consideración desde que vendieron la división emisora a Carlyle dos lustros atrás. ¿Entonces? Ah...

Miguel Fluxá Roselló era más o menos igual de rico en 2014 que en 2015, seguramente un poco más. Pero no tanto como para entrar de sopetón en ese listado. Patrimonialmente, el grupo Iberostar creció de un año para otro, aunque no en un porcentaje tan elevado como para entrar arrasando en el popular ranking.

Empresarios turísticos españoles un poco menos ricos que Fluxá y Escarrer, pero ricos con bastante patrimonio, no aparecen siquiera en los lugares más bajos del listado de Forbes. Se trata de emprendedores que facturan y ganan más que algunos de los que figuran ese ranking. Y no están en la lista...

A Fluxá esta feria de vanidades de ricachones le trae al pairo. Sucede lo mismo con Escarrer padre. A los dos, a estas alturas de sus vidas, lo que les agrada es cerrar operaciones para que sus enseñas adquieran más prestigio y para, digan lo que digan los radicales, generar más empleo.

Además, saben que esas listas siempre cojean, la haga Forbes u otros medios. Y es que confeccionar estos rankings es muy complejo, muy difícil de concretar por los parámetros que se siguen a la hora de su elaboración. Por otro lado, sus egos ya están más que satisfechos. Y son mallorquines...