El mismo día en que el Gobierno de Baleares aplica una sanción a Airbnb, Diario de Ibiza publica la noticia de que un único particular comercializa en Ibiza nada menos que 501 pisos, el 5 por ciento de toda la oferta que tiene la isla. Otros comercializan más de 100 y casi 100, siempre según la información del periódico pitiuso.
Es decir que aquellas familias que, propietarias de dos pisos, se sacrificaban, se amontonaban en uno y dedicaban el otro a poder conseguir unos ingresos adicionales, en realidad son grandes empresarios que actúan como cadenas hoteleras, como emporios del negocio, como grandes organizaciones económicas. En otras palabras: aquellas humildes familias que iban a buscar unos humildes ingresos en realidad son cadenas de empresarios, a veces incluso hoteleros, que han montado un negocio espectacular.
Los partidos políticos, sin embargo, siguen dependiendo de esta gente, porque temen contrariarlos, porque creen que detrás de ellos hay miles y miles de votantes. Esto es obvio en la derecha –que al menos podría decir que desde siempre ha sido defensora del liberalismo, si es que aún se acuerdan de que es eso–, pero dramático en la izquierda, que está yendo contra todos sus principios ambientalistas para permitir que unos pocos hagan el negocio del siglo.
A cambio de que estos empresarios coloquen en el mercado 500 pisos, el precio de los alquileres en la pequeña isla pitiusa se ha disparado, de forma que hoy los maestros, los empleados de los servicios públicos, los dependientes de aeropuertos o los policías no puede residir porque un alquiler no está a su alcance.
A cambio de que estos empresarios coloquen en el mercado 500 pisos, la isla soporta la presencia de miles y miles de turistas adicionales, cuyo impacto ambiental nos habían presentado toda la vida como un desastre, como una catástrofe. Mientras, se impone una sanción de 300.000 euros a Airbnb, que reconoce haber hecho un negocio de 500 millones de euros. Prácticamente cero al lado del dineral que mueven.
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Bueno, pues la cuestión es muy sencillo, hacemos un trato discriminatorio positivo hacia los propietarios de un piso o dos, que ceden una o más de sus habitaciones, que son los que yo siempre he utilizado, y grabamos y sancionamos a los "listillos", -muy propio de este país, por otro lado, todavía el pais que vió nacer "El Lazarillo de Tormes", sigue habiendomucho "lazarillo" pero a lo grande. Los que a veces usamos Airbnb, nos interesa contactar con gente del lugar, no ir a un hotel disfrazado pero sin ningún servicio, para eso nos vamos a un hotel. Aquí el problema, es que esto está haciendo mucho daño al sector hotelero, que tiene unos precios disparatados, en un país que los salario en muchos sectores han ido hacia abajo..... Supongo a los subcontratados, que gana menos de 1000, sus lugares de trabajo esperaran que vayan a hospedarse en cualquiera del sector...en su vacaciones, verdad?, pero en que pais vivimos.....
La cuestion es porque en politica no hay nadie capaz de articular un discurso medianamente consistente y con algun viso de realidad.
Solo gente que vive en otro mundo y cobra feliz por no saber y no hacer, pretende no enterarse nunca de nada, tanto si es delictivo como si es el pan de cada dia, y que quiere comprar votos con fiestecillas de barriete.
Esta noticia da por hecho de que un particular o empresa dispone de 500 pisos en propiedad, y esto no es cierto. Existen muchas empresas de gestion de inmuebles que cuentas con multitud de propiedades en su perfil y NO son de su propiedad, sino de muchos particulares que lo dan en gestion a cambio de una pequeña comision por reserva. Por lo tanto, la riqueza se distribuye a 500 familias y no a una sola empresa.