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EDICIÓN ESPAÑA

LA CRÓNICA DEL FIN DE SEMANA

Pese al gasto, la formación es aún insuficiente en el turismo

Nunca se había inyectado tanto dinero en mejorar la cualificación de los trabajadores, pero los cambios han sido escasos
En infinidad de casos, la sospecha de corrupción, la falta de aprecio a la formación y la desidia han reducido nuestras posibilidades para competir

Periódicamente, escondidas en rincones de los medios de comunicación, aparecen algunas noticias que afirman que ha habido fraude en algunos cursos de formación de trabajadores en España. Hace poco tiempo se destapó un escándalo en torno a una organización madrileña que falsificaba absolutamente todos los datos, de forma que prácticamente se puede afirmar que jamás impartió un  curso verdadero, aunque cobraba como si fuera Harvard.

 

turismo-curso-formacionInfinidad de comentarios apuntan a que este tipo de prácticas irregulares están extendidas por todo el país. Es una afirmación frecuente señalar que patronales y sindicatos se financian gracias a la formación que no imparten pero que fingen llevar a cabo. Un director general de una autonomía, responsable de formación, me contaba en una ocasión que estaba convencido de que, aparte de familiares y amigos de los promotores, hay tan pocos estudiantes de formación, lo cual no justifica el dineral impresionante que la Unión Europea ha derramado en varios países del sur.

 

La cuestión es extremadamente grave no solamente porque, si las cosas fueran como se cree ampliamente en ciertos círculos, estaríamos cometiendo una ilegalidad de primer orden, sino porque encima es imprescindible impartir una formación que brilla por su ausencia. En realidad, nuestro tejido empresarial y nuestros trabajadores, con honrosas excepciones, no creen en la necesidad de la formación. Sí, de palabra todo está muy bien, pero aquí en este país la enorme mayoría de las personas aprenden a fuerza de chocar con la realidad.

 

Recuerdo aún una mañana en la que toda la sala de embarques de un aeropuerto quedó totalmente colapsada porque una aerolínea española decidió poner en marcha un nuevo programa informático de facturación, sin haber impartido ni un minuto de formación previa. Así enfrentamos la realidad, a pecho descubierto. Claro que al final se sale, pero a fuerza de estrellarse contra lo que, con una charla breve, hubiera sido algo sencillo y rápido. Y sobre todo hubiera proporcionado una excelente imagen a los clientes.

 

Esto es lo que realmente es preocupante: nadie tiene interés en invertir tiempo en aprender lo que después tendrá que aplicar. Y ese desinterés está profundamente arraigado en nuestra cultura, quizás alimentado por los absurdos cursos sobre seguridad e higiene, que sí son estupideces inútiles creadas para atender un requerimiento legal.

 

Yo también conozco excepciones en este asunto de la formación, pero todos estaremos de acuerdo que lo nuestro es la aventura, es la improvisación, que a nosotros nos va eso de estrellarnos delante de las sartenes o de los ordenadores. Vaya usted a un restaurante y verá cómo el camarero está eternamente en rodaje, aprendiendo lo que nadie antes le enseña; entre en una recepción de hotel y muy frecuentemente se encontrará con que no hay manera de que le expidan la factura o de que se aclaren en cómo introducir los datos. No hace tanto, hice un check-in con una compañía aérea cuya empleada me insistía en que no podría volar a Londres sólo con el DNI porque ese país no está en Europa. Y eso en un aeropuerto con decenas de vuelos diarios a esa ciudad.

 

Hemos pasado una crisis de una profundidad espectacular que parece que comienza a retroceder. Sin embargo, da la impresión de que no hemos aprendido mucho respecto de los problemas que nos han conducido a tan lamentable situación. Uno de ellos, quizás el menos difundido, quizás el menos valorado, sea la baja formación de amplias capas de trabajadores (y de cargos medios y altos, cómo no). Una formación que no sólo nos habría permitido tener más trabajo, sino que lo que producimos se pueda vender en más países. Incluso les hubiera permitido emigrar a buscar salidas.

 

No puedo concluir esta crónica sin recordar la situación virtualmente desastrosa que tenemos en materia de formación de idiomas. Lo nuestro es como si tuviéramos una maldición bíblica que dice que nunca seremos capaces de hablar en otra lengua. Esto, por supuesto, no es verdad. Lo que es necesario es que se enseñen idiomas, que los cursos se impartan realmente, pero también que los profesores tengan una formación suficiente para saber trasmitir los conocimientos.

 

Así, pues, si hoy seguimos teniendo turismo de baja calidad en amplias zonas del país, en parte tiene que ver con la falta de inversiones pero en una medida muy remarcable también tiene que ver con que nunca nos ha interesado la formación, nunca le hemos dado importancia, nunca hemos tenido interés en ella.

 

Corrupción, desidia, descuido, desprecio: difícilmente vamos a llegar a construir una economía turística próspera si estas palabras siguen asociadas a la formación de los trabajadores. No es necesario pensar en la escuela de Turismo de Lausana, antes bastaría con lo elemental.


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    5 Comments
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    Cristóbal Borrás
    9 años

    Muy de acuerdo. Y añadiría algo más. Falta formación en actitudes y comportamientos. Un buen profesional no es sólo aquel que sabe preparar un buen gin tonic o efectuar un check in sin fallos, sino aquel que cuida su aspecto, su uniformidad, que saluda atentamente, que atiende con amabilidad y ganas, ...

    Bawuer
    9 años

    Sobre el tema de los cursos-estafa hay infinidad de foros y noticias de las que todos conocemos infinidad de casos. Es más a más de algún titulado en turismo nos han ofrecido cursos de formación para ser agentes de viajes (cuando ya lo eramos, azafatas -cuanto sabemos cómo anda el séctor- o más recientemente cierto chiringuito de la C/ San Bernardo trabajar en hoteles de impportantes cadenas hoteleras de las que ní sabían qué programas utilizan, requisitos de contratación, o mejor aun que están tanto cerrando hoteles como en quiebra.
    Ahora bien, en lo que se refiere a mejorar la formación, la pregunta es obvia: ¿Para qué? ¿Cuantos titulados en Turismo, con máster y dominio de 2 o más idiomas están realmente trabajando? Seamos realistas,muchos estudiantes de máster lo único que hemos aprendido en nuestras prácticas ha sido a repartir los folletos de las agencias en las que estabamos de prácticas, o cubierto meras suplencias por baja maternal o vacacional de algún empleado al que sustituímos unos 6 meses para que a los 6 meses otro becario nos supliese tras gastarnos un dineral que nunca llegamos a recuperar porque como todo el mundo sabe, los sueldos y la duración de los contratos son de risa.

    Asimismo,la gran mayoría de las empresas han quebrado o reducido sus plantillas a números irrisorios (con lo que ya ni teniendo experiencia, contactos, o buenas referencias sirve de mucho)cubriéndolas con estudiantes de Fp (para cobrar la subvención de turno por contrato de formación) o directamente por teleoperadores sin formación bien sean empresas como Unisono, Rainbow, Konecta, etc (que tan pronto están trabajando en una campaña de ING, como de Enagas o alguna empresa turística) que es para lo que en muchos casos han quedado los bookings, y que por cierto explica el por qué tanto las condiciones laborales, como salariales del sector cada vez se asemeja más al de los call center.

    O incluso peor, por desempleados que han realizado cursillos de formación bastántes dudosos bien sean públicos, como privados.

    Así, es normal que los empleados de alta formación, conociendo el percal, y viendo lo que es obvio (la muerte del sector) busquemos trabajar en nuestro sector paro en otros países como Alemania que últimamente está reclutando a bastantes españoles para trabajar en Hmaburgo el sector turístico a traves de la fp dual (cuya titulación SI es oficial y reconocida internacionalmente y no como la fp española de coña que muchos conocemos). O lo que es más común, pasemos olímpicamente y nos dediquemos a buscar trabajo en sectores mucho más estables(al no depender de las campañas veraniegas),fiables (al no peligrar nuestro sueldo-puesto de los pírricos márgenes de las empresas turísticas) y económicamente infinitamente mejor pagados.

    P. D. Dejo el link de uno de esos cursos-estafa, para que veaís lo que opina + de uno:

    http://foros.tencuidado.es/topic/timo-hotel-training

    Cristóbal Borrás
    9 años

    Para que haya formación en los hoteles se necesitan tres cosas:
    manuales de procedimientos en los que se describa qué servicio se quiere dar; profesores que deberían ser principalmente los mandos departamentales y, aunque parezca raro, se necesitan alumnos. Me explico.

    ¿Cuántos hoteles o cadenas tienen manuales de procedimientos? ¿Y si los tienen, ¿los aplican? Segundo, ¿cuántos jefes de departamento están capacitados para enseñar, tienen ganas de hacerlo y se les da la oportunidad?Y tercero. ¿Quiénes son los alumnos? ¿Los trabajadores de base? De acuerdo. ¿A quiénes nos dirigimos? ¿A los Fijos? ¿A los de subcontratas? ¿A los FD? ¿Les va a dar tiempo libre la empresa para acudir a sesiones de formación? Tuve ocasión de participar hace ya años en una formación conjunta con Lufthansa, Disney y una empresa hotelera española. Me dio mucho envidia ver que en Disney en París como parte de su jornada se dedicaba un día entero a formación. ¿Alguien puede presumir de hacerlo?

    Me rīo de los empresarios.
    9 años

    Cuantos propietarios, CEOS, Directores de Hotel, y así para abajo están preparados para preparar a sus equipos?. Yo creo que muy pocos.
    Los empresarios porque su nivel cultural, bien sea porque vienen de los años 50 ó 60 y eran unos albañiles aventajados y construyeron hoteles con la financiación de los touroperadores Británicos y Alemanes y pasaron de la obra a ser propietarios de algo que desconocían y hoy en el 2.014 siguen desconociendo. Con una diferencia y es que hoy son millonarios y antaño payeses y pueblerinos. Nunca harán nada por tener buenos equipos, profesionales y preparados. Lo que hicieron, hacen y harán es tener gente mal pagada, pelotas y dispuestos a ejecutar sus caprichos ante el personal. Desgraciadamente así es el 98% del empresario turístico hotelero y por supuesto siempre la excepción como el Sr. Fluxá, el Sr. Matutes y un par más. Lo único que se quiere es producción, ganar mucho dinero y les importa un rábano su personal y la plantilla. De hecho y a las pruebas me remito, si por ellos fuera, estarīa todo en manos externas... ni recepcionistas, ni camareros, ni mujeres de pisos ni cocina. Asī se quiere tratar al turista? Vamos hombre....

    García de la rosa
    9 años

    Al qué se ríe de los empresarios,para tu conocimiento:Piñero también es un emprendedor con una gran formación, con carrera universitaria,al igual que Carmen riu y Simón Pedro Barcelo. Y en provincias te encuentras con empresarios titulados como el presidente de la asociación de hoteleros de la costa del sol y el que lo fue de Valencia, entre otros No se puede, por tanto, generalizar acerca de la escasa formación de los dirigentes empresariales. Y los que no pudieron estudiar en universidades por diferentes razones,
    (económicas o falta de tiempo)merecen nuestros respetos por haber hecho de la industria turística la más puntera del país,como son los casos de Escarrrer padre y Riu padre, quienes no han regateado medios para formar a su personal.

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