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INFORME PREFERENTE | La tónica negativa del Magreb y el Cercano Oriente beneficia a España

Países competidores, fuera de juego

Egipto, Turquía y Túnez están sufriendo una retracción del mercado, temeroso de la inseguridad
La crisis económica que atemoriza a los europeos del Norte también favorece a España

'Espantada' de reservas españolas a Turquía

Países competidores de EspañaEn mayo una parte importante de los hoteles de Mallorca tuvo problemas muy serios para atender toda la demanda. El turismo escandinavo, británico y alemán hacia la isla mediterránea funcionó tan bien que nadie daba crédito a lo que veía, al punto de que se frenó la venta ante el riesgo de incurrir en ‘overbooking’, un problema que los gestores hoteleros ya habían olvidado, dado que no se registraban casos masivos desde el siglo pasado. Air Berlín, el principal operador entre Alemania y España, debido a la demanda en aquel país, ha ampliando sustancialmente sus vuelos hacia nuestro país, aunque, por otro lado, los reduce en el interior de España.

 

¿Qué es lo que está disparando las ventas turísticas? ¿Es que hemos mejorado nuestro producto de forma sustancial? ¿Es que quizás hemos bajado los precios? ¿Cuáles, de los múltiples factores que inciden en la contratación turística, está provocando este auge?

 

Pronto escucharán a los gobiernos, da igual cual, apuntarse el tanto, dado que están hambrientos de buenas noticias que llevarse a la boca. Sin embargo, el que probablemente sea el principal factor que impulsa el turismo vacacional en nuestras costas se encuentra muy lejos de nosotros: nuestros competidores y, en menor medida, nuestros clientes. Empecemos por los segundos.

 

Nuestros clientes

 

En casi todos los países del Norte del Europa, la situación general es de crisis controlada, contenida, con la excepción de Escandinavia. En Alemania, pese a que las cosas van mucho mejor que la media de Europa, el crecimiento está estancado, por lo que sus habitantes están actuando con más prudencia de la habitual. Y, en Gran Bretaña, donde la crisis es bastante profunda, los consumidores actúan con mucha cautela porque si bien el paro no ha crecido, hay un ambiente de cierta preocupación, mientras el estado reconduce sus presupuestos y muchos particulares ven cómo se reajusta su nivel de vida habitual.

 

Además, un factor de última hora que explica al menos un mayo excelente, son las horrorosas temperaturas que han vivido en el norte de Europa en las primeras semanas de primavera. Incluso en Semana Santa, algunos países de donde captamos turismo tenían temperaturas propias de las Navidades. Las últimas nevadas son de primavera. El 16 de abril, día en el que se alcanzó una temperatura máxima de 15 grados en las Islas Británicas, fue el día más caluroso de ese país desde septiembre de 2012, cosa que no tenía precedentes.

 

Cuando nuestros clientes deciden tomarse unas vacaciones que, por el temor a cómo vaya a evolucionar la crisis, serán de gasto medio (donde suele estar el producto español) y, como siempre, a un destino seguro, aparece la otra razón que ayuda a explicar esta situación: el mercado.

 

Nuestros competidores

 

Pero la gran ventaja de España, incluso de esta España con un producto relativamente anticuado, reside en los problemas de los competidores, que no terminan de estabilizarse, si es que en algún caso no vamos a una situación de violencia callejera muy problemática. Ahora que los países balcánicos parecen vivir con cierta calma, es el norte de África y el Cercano Oriente que está en una crisis profunda.

 

El problema más serio lo padece Egipto, país que en 2010 llegó a tener casi 15 millones de turistas, con crecimientos anuales del 17 por ciento. Hoy estamos lejos de esas cifras. “Yo soy muy pesimista sobre la situación en Egipto”, explica Elhamy El-Zayat, el presidente de la federación de cámaras de turismo, un organismo que coordina al sector. Egipto espera llegar a las 400.000 plazas de alojamiento en cuatro años, aunque ahora mismo esta expansión está congelada (recordemos, para situar la importancia del competidor, que Baleares, en conjunto, tiene algo más de 400.000 camas).

 

El caos egipcio, como es conocido, empieza hace dos años, con la primavera árabe que supone la caída de Mubarak. Ese año Europa mandó un 36 por ciento menos turistas. Su primer mercado, Rusia, menos temeroso de los incidentes, se redujo un 30 por ciento. Desde entonces no ha levantado cabeza. Cuando da la impresión de que llega cierta estabilidad, un nuevo incidente arruina las expectativas.

 

Túnez

 

La crisis tunecina también tiene que ver con la primavera árabe y su continuación con los brotes de islamismo radical. Y se agrava porque este país depende exclusivamente de las ventas de los touroperadores, dado que las aerolíneas no tienen vuelos regulares para atender la demanda.

 

En 2011, el año de la caída de Ben Alí, el número de turistas cayó un 35,9 por ciento y los ingresos del turismo un 29 por ciento. El año pasado hubo un repunte, pero el 12 por ciento de aumento no basta para recuperar el pulso. Este año tampoco se espera una estabilidad dado que aún sigue habiendo incertidumbre política que se agrava por el desempleo que, en parte, está causado por la crisis del turismo.

 

En Turquía las protestas contra el Gobierno a raíz del anuncio de la construcción de un centro comercial en el parque Gezi, en Estambul, ha causado una súbita caída del 40 por ciento en las reservas de viajes a dicha ciudad. Los visitantes de Estambul no son viajeros típicos de sol y playa, pero los demás, sí. Y España es el país candidato a beneficiarse del temor a estos incidentes.

 

Agadir

 

El resto de las zonas africanas no tiene peso, con la limitada excepción de Agadir. El turismo en Marruecos no es vacacional; mientras que Argelia no ha entrado en este mercado. Libia, que tampoco tiene una oferta destacable, hubiera estado igual de mal, dada su inestabilidad. Siria y todo lo que la rodea también están fuera del mercado, por razones obvias. Chipre, mercado muy inglés, no está pasando por el mejor momento. Malta, en cambio, pese a su pequeña dimensión, está en un momento dulce. Y Grecia, donde también ha habido algunas imágenes de incidentes, es una incógnita: por un lado, sus datos registran ligeras caídas, pero, sin embargo, su producto debería estar en condiciones de beneficiarse de los disturbios en los países vecinos. Los problemas internos griegos, como es obvio, distan mucho de ser comparables con los del norte de África.

 

Así, pues, una parte sustancial de la oferta turística vacacional de sol y playa, la que compite con España directamente, se encuentra bajo una situación excepcionalmente adversa que ha llegado a provocar la advertencia de las autoridades sobre el riesgo para los viajeros. Aunque ese riesgo ni es universal ni permanente, aunque en Europa se entiendan muchas de estas revueltas, las familias que tienen interés en el sol y la playa no están dispuestas a asumir el menor riesgo, por lo que, según las reservas y las previsiones para este verano, prefieren un destino seguro a una aventura.

 

El New York Times, por ejemplo, fue uno de los periódicos que publicó hace unos meses en su portada un informe en el que se señala que Egipto es el país “menos seguro” de los 140 destinos turísticos analizados, por detrás de países como Pakistán, Yemen o Chad. Sea o no verdad este informe, incluso sea o no creído, pocos viajeros se atreven a probar suerte. La naviera Norwegian Cruise Line, por ejemplo, sin que haya tenido ningún contratiempo, ha decidido que sus barcos no tocarán puertos egipcios hasta 2015, por pura cautela. Una acumulación de noticias y sospechas capaz de prolongar esta crisis durante un tiempo.  


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