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EDICIÓN ESPAÑA

LA CRÓNICA DEL FIN DE SEMANA

Incipiente y titubeante, España sondea el segmento del turismo de compras

No se puede pretender que un comercio tradicional, pensado para el residente, pueda hacer negocio con el visitante turístico
El mercado de viajeros que se trasladan con las compras como motivo central está en auge y exige por parte de España de una estrategia de actuación

Mahón, en la isla de Menorca, es uno de los puertos naturales más bonitos de España. A su larga ensenada acceden cruceros de gran calado. Este año, aún en invierno, el ayuntamiento, conocedor del calendario de visitas que se avecinaba, se puso en contacto con los comerciantes, porque algunos cruceros entraban en domingo y ese día la ciudad está habitualmente cerrada a cal y canto. Los comerciantes contestaron al ayuntamiento que qué les daría el municipio a cambio, que si les garantizaba que los pasajeros de ese crucero semanal iban a comprar. Lógicamente, como se imaginan, aquello acabó como el rosario de la aurora y sólo unos pocos abrieron ante la presencia de visitantes, que prácticamente encontraron una ciudad desierta.

 

turismo-comprasEl caso de Mahón, una ciudad de algo más de 35 mil habitantes, no es aislado. Durante años, en Mallorca, los cruceristas que llegaban en domingo sólo podían caminar por una ciudad desierta, en la que sólo los bares podían atenderles. Tuvieron que ser unos grandes almacenes quienes rompieran la indiferencia ante este negocio. Y en el resto de España, el interés por captar estos viajeros es más bien bajo, aunque cada día con más excepciones.

 

Existen razones muy sólidas para que un comerciante desprecie a un cliente, como aparentemente sucede en este caso: estos empresarios han diseñado unos establecimientos que atienden las necesidades de sus públicos locales, sus gustos, sus precios, sus estilos, sus horarios. La aparición de los extranjeros no está contemplada. Ni los comercios ni los fabricantes conocen los gustos, los precios, las inquietudes de estos visitantes, lo cual convierte toda la operación en algo difícil de gestionar. Todo está pensado en términos locales y, por ende, estas visitas son más bien un engorro que un negocio, generando casi tantos problemas como soluciones.

 

Sin embargo, los vientos del turismo internacional soplan en otro sentido. La proliferación y popularización de los viajes en los segmentos sociales medios y altos ha llevado a la aparición de algunos destinos especializados en compras: las rebajas de Navidades de algunos comercios en algunas ciudades provocan viajes de compras, no siempre atraídos sólo por el precio o la oferta, sino por la moda, el status social que representa, el simbolismo que adquiere.

 

España, como es lógico, también participa en este mercado, aunque nunca hemos tenido entre las prioridades convertirnos en un destino comercial. Lo somos “de paso”, “ya que han venido”. Por eso, dado que somos la segunda potencia turística del mundo, es normal que tengamos una cuota elevada en el mercado de turismo de compras, pero siempre de forma complementaria, adicional, 'colgada de' otro motivo central para el viaje. Por eso en muchos casos casi nos molestan.

 

Según un estudio que acaba de publicarse, es el quinto país europeo en el turismo de compras de lujo, lo cual es especialmente grave porque encabezamos, con Francia, el de visitantes. O sea, nos visitan, pero no nos compran con especial fruición.

 

La cuestión es importante porque indica que estamos dejando pasar una oportunidad o, si se prefiere, que no estamos sacando todo el provecho que podemos de un complemento que podría llegar a convertirse en actividad prioritaria.

 

Veamos las causas.

 

En primer lugar, destacado, tenemos el gravísimo problema de tener una oferta complementaria en las zonas turísticas que, salvo excepciones, es desastrosa. Al ser tan mala, vende poco y sobre todo a precios ridículos y, como consecuencia no tiene márgenes, con lo que está en degradación constante. Este tipo de oferta sólo tiene un aspecto que podemos aplaudir: los beneficios se distribuyen entre muchísimos pequeños (y poco formados) empresarios, lo cual siempre es mejor que la concentración del negocio en unos pocos grandes, al menos a los efectos sociales.

En segundo lugar, hasta bien entrada la crisis, nuestros aeropuertos no eran zonas comerciales sino premios que se daban a empresarios poco profesionales, por decir algo publicable. Y, después de la crisis, el órgano gestor de los aeropuertos se ha convertido en un depredador desesperado por dinero. Tanto que muchas grandes empresas que trabajan en los aeropuertos reconocen que lo hacen para Aena y que las tasas que pagan son auténticamente exageradas. Sería probablemente más lógica una joint venture en la que Aena participe en los márgenes. Sin embargo, en este país nadie se fía de la contabilidad de los otros (frecuentemente tampoco de la propia), con lo que este modelo es inviable.

 

En tercer lugar, salvo algunas ciudades, nuestro comercio es fundamentalmente local. Pensado en términos locales, contando con los gustos locales. Unos pocos destinos, y no todos los comercios, sí han pensado en este negocio. Saben los gustos del chino (el mejor comprador) y también del ruso (el mejor comprador en relación con el volumen de su presencia), y en menor medida de los alemanes, italianos y británicos. Y entonces los atienden.

 

Pero, pese a que Madrid, Barcelona, y en menor medida Palma o Málaga, hacen intentos de especializarse, estamos un poco lejos de plantearnos qué busca el viajero de nivel, y ofrecérselo con las comodidades y garantías que exige este negocio. Aunque ya hay algún caso muy aislado, esperemos que en el futuro se popularicen los viajes de compras a España, que perfectamente podrían tener origen en los mismos mercados de siempre.

 

Pero exigiría que por ejemplo los comerciantes de Mahón tuvieran un producto, una estrategia y unos precios adaptados a esta clientela. Entonces, probablemente, no será necesario que el ayuntamiento les ruegue que abran para salvar la imagen de la ciudad.


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    4 Comments
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    Mallorquin
    9 años

    Al escrito de mas arriba, habría que añadirle algunas cosas, por ejemplo:
    1.-Dejar de pensar que las Islas son algo único en el mundo, que no hay otras igual y que les hacemos un favor dejándoles venir.
    2.- Cuestión de horarios, yo vivo a caballo entre Cancún y Miami, zonas turísticas por excelencia y con una libertad de horarios total, por ejemplo Mall de las Américas de Cancún de 10 de la mañana a 10 de la noche todos los días de la semana, excepto los viernes y sábados que cierra as las 11 y algunos fines de semana a las 12 de la noche, Zonas turísticas de los alrededores de Miami, mismo horario, mas o menos.
    Dubai ( el año pasado 15.000.000 de turistas) mismo horario.
    3.-No tenemos ni un solo centro comercial que se parezca, ni de lejos al Mall de las Américas o La Isla de Cancún, o Las Américas ,Dholfin, International o el impresionante Sawgrass de Miami y por ultimo el Mall of Emirates o el Dubai Mall, lujo extremo a precio asequible.-
    Convendría que los comerciantes y las autoridades, viajaran por su cuenta, como turistas normales, para conocer como funciona el resto de la competencia y las facilidades que dan a sus clientes y obrar en consecuencia

    otro mallorquin
    9 años

    todo esto que exponeis esta muy bien...pero y las personas y los aprovechados de los empresarios.Ese famoso centro comercial que hablais que abre en palma es el corte ingles..trabajas un domingo y te damos libre un martes(conciliacion familiar se llama eso jajaja)derecho perdido.Hablais de miami...bien..yo tambien estado en miami y orlando..gente con mas de 70 años trabajando flipa(todo para el gran empresario) bah ya estoy cansado de escribir me voy con mi yate hasta dubai a gastar dinero y que el pobre paquistani me sirva unas cañas.

    Carlos
    9 años

    Los estadounidenses tienen un sistema privado de pensiones que les permite cobrarlo y seguir trabajando. Muchos, como un vecino que tuve en Florida durante muchos años, trabajan unas horas al día para tener algo que hacer. También por supuesto hay quien lo hace por motivos económicos.

    Incipiente y titubeante, España sondea el turismo de compras - Viajeret.com
    9 años

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