Los pilotos de Ryanair explotan por las condiciones laborales

Los pilotos de Ryanair están más en pie de guerra que nunca. Son categóricos al afirmar que se les ha acabado “la buena voluntad”. Rechazan “trabajar en días libres, usar los teléfonos personales para fines operativos, responder a llamadas de la compañía fuera de hora” y en vacaciones (Ryanair obligaría a los pilotos a cesar sus vacaciones para frenar las cancelaciones) o pagar el transporte al aeropuerto, como explican en una carta dirigida al jefe de operaciones de la aerolínea, Michael Hickey.

En realidad no son trabajadores de la aerolínea irlandesa, sino colaboradores, la mayoría son autónomos forzosos, publica El Confidencial. “Rechazamos con firmeza el sistema de bonus propuesto el 18 de septiembre” para minimizar la crisis de la compañía, sostienen en referencia a los incentivos de hasta 12.000 euros para comandantes y 6.000 euros para copilotos que acepten trabajar en sus días libres (Los pilotos de Ryanair rechazan la oferta de 12 mil euros para que no se vayan). La oferta estaba condicionada a que completaran 800 horas de vuelo hasta finales de octubre de 2018, algo que, a juicio de los pilotos, es inviable.

También se quejan de que la retribución que ofrece la compañía por trabajar en estas circunstancias especiales (y en días libres) “no difiere de lo que cobraríamos en una situación normal”, por lo que Ryanair en realidad no está incentivando a sus empleados. También piden a Hickey que clarifique el significado de ‘ausencia no autorizada’. “¿Se refieren a la falta de certificado médico cuando uno está enfermo? La medida no sentaría un buen precedente, pues muchos pilotos se verían forzados a operar cuando no están en condiciones para hacerlo con el fin de alcanzar su bonus por objetivos”.

Todo ello, sumado a las condiciones en las que tienen que trabajar —en régimen de autónomos, sin apenas seguridad laboral, con el miedo de no tener apenas pensión en un futuro y sin cobrar cuando se ponen enfermos o se van de vacaciones—, ha hecho que los pilotos corten el grifo de “buena voluntad que se ha extendido hacia la empresa durante muchos años”.

“No queremos dañar la reputación de la compañía, y por supuesto que no queremos perjudicar a los pasajeros. Simplemente queremos que Ryanair sea un lugar agradable y feliz para trabajar, donde podamos hacer carrera a largo plazo. Sin embargo, la continua merma de las condiciones de los pilotos durante los últimos 10-15 años no solo debe acabar, sino que debe ser revertida”, precisan.

Según fuentes de Ryanair, "no se han registrado tales demandas" en el seno de la compañía. Tan solo dicen haber visto un correo "no firmado y anónimo" al que no han dado crédito por ese motivo.

Los pilotos aprovechan para cargar contra la gestión de la empresa y su técnica basada en “divide y vencerás”. Ryanair no cuenta con comité de empresa ni tiene convenio colectivo, una situación que su CEO ha utilizado en la última rueda de prensa para descartar la posibilidad de que se celebren paros. “No sé cómo van a organizar una huelga. No hay sindicato”, ha dicho Michael O’Leary.

El consejero elegado se muestra favorable a ofrecer “ciertas concesiones” a los pilotos, no sin dejar claro que “si se portan mal, no habrá regalos al final”. Y echa más leña al fuego al asegurar que algunos tripulantes “se quieren demasiado a sí mismos” tras sugerir que su trabajo no es tan difícil.