La crisis de Ryanair, indicio de un problema de falta de pilotos

Michael O'Leary es, sin duda, el mejor directivo de la aviación europea de las dos últimas décadas. Pero tiene un defecto: lo sabe. Y como lo sabe, piensa que no se equivoca y como se cree infalible sólo rectifica cuando está contra las cuerdas.

Su decisión de hacer de Ryanair una compañía 'amable' la tomó durante una Junta de Accionistas en la que se supo que los beneficios de la compañía caían moderadamente, que los de Easyjet subían como la espuma y al tiempo que la prensa irlandesa reproducía la carta dramática de un médico a quien la compañía cobró un dineral por devolverlo a su casa, donde había muerto su padre. Los accionistas estaban indignados de tanta miseria, de tanta mezquindad. O'Leary, inteligente, respondió inmediatamente con una iniciativa que ha sido un bálsamo para la conciencia de los accionistas y para las cuentas de la compañía.

Ahora, el asunto es aún más serio. Ahora la compañía no tiene plantilla para atender las vacaciones, lo que en realidad quiere decir que no tiene personal para cubrir sus servicios. Esto tiene una visión a largo y otra a corto plazo. Lo inmediato es que el sábado pasado, en un comunicado surrealista, O'Leary dijo que había caído el índice de puntualidad y por eso estas cancelaciones, sin previo aviso, a voleo. Que esta mentira clamorosa la difunda una aerolínea es una vergüenza, que lo haga la compañía que se rió de Spanair cuando quebró, o de British Airways cuando su sistema informático falló, es para que los accionistas reaccionen. Que todo este disparate ocurra porque Ryanair, la compañía más rentable de Europa con diferencia sideral sobre la segunda, trata pésimamente a sus trabajadores que prefieren marcharse a Norwegian, que tampoco es una maravilla, es para reflexionar.

¿Por qué hay que creer que efectivamente Ryanair tiene un problema con las vacaciones de sus pilotos, cuando el sábado nos decía que sólo era un asunto relacionado con la puntualidad? ¿Cómo puede hacer esta compañía para recuperar la credibilidad?

Este lunes, el valor cayó en Bolsa debido a la cancelación de 2.000 vuelos en seis semanas. Pero esto no se debe a la cancelación, dado que el impacto de los 20 o 30 millones de euros que costará este desaguisado son una nimiedad en los más de mil millones anuales de beneficios que da la empresa aeronáutica más rentable de Europa. El valor cae porque la credibilidad cae, porque nadie se cree nada. El sábado culpaban a los controladores aéreos y a las tormentas, como si las huelgas de los controladores franceses no fueran tan habituales como la Semana Santa. ¿Cómo puede una compañía aducir estos problemas en septiembre y no en agosto, cuando sí su plan de trabajo va a tope?

Al final, este domingo por la tarde, no hubo más remedio que admitir que fallaba algo más. Y aquí aparece el problema a largo plazo, del que parece que Ryanair es la primera víctima. Los medios de comunicación de Irlanda recuerdan que Norwegian –a la que O'Leary auguró unos pocos meses de vida– le ha 'robado' 140 pilotos en lo que va de año. ¡Menos mal que Norwegian va a quebrar, porque si las ofertas de empleo fueran de una compañía más seria entonces Ryanair tendría que haber aparcado toda su flota!

Probablemente, estemos ante un primer síntoma de una grave carencia de pilotos en Europa –y el mundo, por consiguiente–, que tiene que ver con el crecimiento brutal de la aviación, lo que causará un encarecimiento de las retribuciones –a lo que Ryanair se resiste, lógicamente, porque eso después es irreversible– y más crisis en otras aerolíneas, especialmente las más débiles del mercado.

Esta crisis puede ser más seria porque Ryanair se limitó a decir que suspendería sólo el 2 por ciento de los vuelos. Suponiendo que esto sea así, ¿por qué no dar la lista completa y evitar que el otro 98 por ciento de los viajeros tema por sus planes de viaje? Este lunes, finalmente se han conocido los detalles de estas cancelaciones. Pero aún queda una pregunta a hacerse: ¿compraría usted billetes de Ryanair para las próximas semanas, sabiendo que es posible que le cancelen su viaje sin antelación? Si hay competencia en el mismo trayecto, nadie dudará en buscar una plaza en la competencia, lo cual sumará daños para la líder en Europa.

Lo más importante que O'Leary ha perdido estos días es la credibilidad. ¿Por qué hemos de pensar que sí es verdad que tiene un problema con las vacaciones, cuando tampoco era verdad que tuviera un problema con la puntualidad?

No obstante, Ryanair no está pasando por una crisis más grave que la que tuvo Easyjet en 2010 cuando sus retrasos batían récords, o que Vueling cuando hace dos veranos colapsó por intentar crecer más que lo posible, o que British Airways por haber externalizado sus servicios informáticos.

Y Ryanair tiene un negocio saneado, sólido, que ya les gustaría a sus rivales.