El separatismo enemistó a Bagó con el hotelero más carismático de Mallorca (y catalán)

Ramon Bagó y su brazo derecho Jordi Ten viajaron a Mallorca a finales de 1977 para ver cómo funcionaba la cooperativa hotelera de Baleares, Cofeba. Esta la puso en marcha un empresario catalán de la diáspora y afincado en Mallorca, Miguel Codolá, líder de los hoteleros  de las Islas y carismático personaje del turismo balear.

Codolá, de Blanes, y Bagó, de Calella, no se conocían pero congeniaron rápidamente y durante unos años intercambiaron conocimientos, vivencias y el “seny” de su tierra, que era por entonces algo único y exclusivo en una España que caminaba unida y que aspiraba ansiosamente con entrar pronto en el Mercado Común Europeo.

Con el tiempo, la cooperativa de Calella, Serhs, liderada siempre por Bagó, llegaría a superar con creces a la de Baleares por la unión de todos sus miembros. Cofeba, por el cońtrario, acabaría cerrando sus puertas básicamente por el manfutismo de sus asociados, tan característico del empresariado y de la sociedad balear.

Bagó y Codolá siguieron viéndose y compartiendo en las reuniones de las asociaciones hoteleras—las que ellos presidían eran las más fuertes de España— y en especial en la de la gran patronal Zontur, que ambos crearon conjuntamente con los presidentes de la Costa del Sol y de Tenerife, Callejón y Machado, entre otros.

Hasta tal punto congeniaron los dos empresarios catalanes que el de Calella, pujolista declarado, toleraba las ocurrencias políticas de un franquista confeso como era el de Blanes. Bagó llegó a reírse con los cánticos joseantonianos que en broma, y para chincharlo, le hacían a Jordana, secretario de la patronal balear, catalanista y republicano.

La gran amistad de los dos líderes se truncó cuando, una década después de haberse conocido, Bagó dio el salto a la dirección general de Turismo de la Generalitat y empezó de forma nada encubierta a plantear la supremacía de los catalanes respecto al resto de los españoles, incluidos los isleños del mismo tronco idiomático.

Codolá, simpático pero de muy fuerte carácter, divertido pero muy echado para adelante, alegre pero con mucha personalidad  y líder nada tolerante con sus paisanos secesionistas, dijo hasta aquí hemos llegado. Tras alguna que otra grave discusión, acabarían distanciándose de forma definitiva a principios de los noventa.

Un distanciamiento que sería el germen de lo que en la actualidad se vive en Cataluña: la desunión de un pueblo ejemplar y todo lo que ello traerá consigo, económica y socialmente.