Hidalgo, su nacionalismo dominicano, sus contradicciones y medias verdades

Años lleva Juan José Hidalgo diciendo --cuatro o cinco como mínimo-- que se quiere ir a vivir a Dominicana, que allí es donde más a gusto se siente, que en la zona de Punta Cana y Bayahibe se olvida de todo, que vive en paz y alejado de los ruidos de la dinámica del trabajo. Los mismos que lleva desdiciéndose de este deseo, de este anhelo, donde digo, digo Diego, todo en función de su estado de ánimo, de su ventolera.

Estos días dice que va a pedir la nacionalidad dominicana, como el Cigala, que ya la tiene, pero sin lágrimas negras --en vez de maldecirle con justo encono, muertas todas sus ilusiones y echado en el abandono-- pero aún no lo ha formalizado. E igual no es la nacionalidad lo que busca, sino la residencia, como tantos otros, que en Hidalgo estas diferencias de conceptos son normales, qué más da, ya tú sabes, mi hermano.

Hidalgo ha estado estos últimos años sin ir con tanta frecuencia a RD, coincidiendo con sus pleitos en el país, que son muchos y variados. Ahora parece que tiene encaminado el más importante de ellos, una fuerte cifra millonaria, la que tiene pendiente con su otrora mejor amigo local, dicharachero y peculiar, con el que compartió muchos días de ocio hasta que ambos se metieron en negocios, maldito parné.

El presidente de Globalia ha declarado a la prensa amiga que se llevó de España con motivo del vuelo inaugural del nuevo avión --qué bonito discurso el de Mónica Infante, la directora del aeropuerto de Santo Domingo, pero nunca tan dulce como ella-- que de la salida a Bolsa no hay nada porque, entre otras razones, él no está para dar explicaciones a nadie de lo que hace, como leerían antes en un solo sitio, ¿verdad?

También ha manifestado en los medios bizcochables que el papel de Javier Hidalgo en Globalia como consejero delegado y máximo responsable “será el mío”, toda unas declaración de intenciones. Ojo al dato, que diría su amigo periodista más frecuentado, con el que se fue a los toros a Valladolid el 4 de septiembre en compañía de otro colega hoy muy famoso por su enfrentamiento con Pablo Iglesias en la secta Sexta.

Por último, en el medio invitado con estancia en el Hamaca --el irania Ali, Pepe, marhama-- el inimitable Juan José Hidalgo ha dicho también que Air Europa Express sale adelante ya pudiera arder Troya, o sea, ya se pongan como se pongan los pilotos, según palabras suyas, o al menos recogida por la prensa que mejor se ha portado con él en los años de crisis compartida, algo que habrá alegrado sobremanera al colectivo.

Dicho todo lo cual, quédense con la duda de la petición de la nacionalidad dominicana, sobre todo porque el nuevo responsable de los impuestos dominicano, la DGII --la Hacienda de Cristóbal Montoro--, va abiertamente a por los inversores --pregunten en Inverotel y en Asonahores-- y porque un día dice que quiere ser dominicano al fragor del boato de las inauguraciones ante las autoridades y los medios del país, y otro se olvida.

En cuanto a la salida a Bolsa, ha pasado de decir en muchos sitios y en especial en Expansión que lo estaba estudiando cuando sabía a ciencia cierta que él no nació para dar explicaciones a los accionistas --ni quiere ni sabe--; que de la marcha de la empresa en manos del vástago y colegas no todo el monte es orégano y que la guerra con los pilotos --más que batalla-- sigue abierta. Oséase, Juan José Hidalgo tal cual es.