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EDICIÓN ESPAÑA

LA CRÓNICA DEL FIN DE SEMANA

Cómo Internet acorrala al agente de viajes tradicional

Las OTA's temen por su futuro, una vez los Google, Apple o Facebook se lancen a por su mercado
Los algoritmos de las grandes empresas conocen nuestras preferencias y establecen correlaciones que les permiten predecir la mayor parte de nuestros comportamientos

Cuando alguien da algo gratis, sospeche. Si eso gratis está en Internet, alármese porque lo están desnudando.

 

agencia viajes empleadaTodos disfrutamos de entrar en el buscador (hay más de uno, pero todos usamos sólo uno), escribir una palabra, y encontrar inmediatamente, gratis y sin esperas, una amplia respuesta a lo que hemos solicitado. Fantástico. Impresionante. Y sobre todo sin coste.

 

Busquemos entonces 'hotel en París', y allí están todos. O busquemos, mejor 'hotel de cuatro estrellas en La Défense, París'. Y allí encontraremos todos los precios, todas las ofertas, todas las fotos, sin coste alguno. La información, un bien tradicionalmente caro, ahora al alcance de la mano, gratis.

 

Pero hay truco. No vamos a encontrar un listado honesto de los hoteles que buscamos, sino que vamos a encontrar aquellos que concuerden con los criterios del algoritmo del buscador. Y, además, en los lugares más destacados de la página nos vamos a encontrar con los hoteles en los que el buscador tiene interés económico, porque le han pagado para estar allí.

 

Todo lo anterior también nos podía haber pasado en un comercio tradicional. Todo vendedor es renuente a mostrar el establecimiento, la cadena o el producto cuyo intermediario paga menos comisiones. Sin embargo, hay un dato más que convierte al buscador en un 'todopoderoso', capaz de desbordar a cualquier humano.

 

El buscador, a cambio de todo lo que nos ha dado gratis, ha llenado nuestro ordenador de detectores de nuestra conducta. Así como el agente de viajes ha de adivinar qué querrá el cliente, el buscador conoce su historia, sabe a dónde viajó por última vez, sabe dónde se alojó, con qué compañía voló, en qué fechas pretende viajar. El buscador ha acumulado información sobre nosotros con una precisión estadística, o sea abrumadora. Y eso conduce a que nos conozca, a que nos busque allí donde estemos, a que nos tenga totalmente identificados.

 

Los buscadores no sólo saben qué buscamos, sino qué páginas de la red visitamos, cuánto tiempo estamos en ellas, qué clicamos, tras cuanto tiempo, en qué lugar. Sus sistemas informáticos construyen nuestro perfil con precisión matemática, estableciendo correlaciones precisas. Las correlaciones no son leyes, pero son verdades. Por ejemplo, saben que la enorme mayoría de los que residen en un barrio determinado, que tienen un patrón de consumo tal, viajan a hoteles de este tipo. No son leyes porque nada nos obliga, pero aciertan porque se basan en estadísticas.

 

Y saben, porque conocen nuestra historia y la de personas de nuestro perfil, que si no compramos en el primer momento, quizás lo haremos en el segundo. O que esperaremos a una oferta mejor que ellos mismos se encargarán de enviarnos en breve, como quien no quiere la cosa.

 

Las correlaciones se crean tras años siguiéndonos, conociéndonos. Estos algoritmos prácticamente podrían determinar a dónde vamos a viajar el año que viene. Porque se lo hemos dicho nosotros, con nuestras conductas online, en nuestros emails, con nuestros comentarios a los amigos, en Facebook, o leyendo tal o cual tema.

 

Con este poder, con este conocimiento del cliente, teniendo en cuenta que todo esto se hace prácticamente sin gasto en recursos humanos, ¿entendemos que el día en que Google, Apple, Twitter o Facebook se lancen abiertamente al negocio de vender viajes, dejan al minorista en una posición desgraciada? En comparación con estos grandes, Booking, que lleva años dejándonos toda clase de trackers en nuestros buscadores, no sabe de nosotros ni la mitad, pese a sus esfuerzos.

 

Los periódicos, probablemente un poder fáctico en todo el mundo, no quisieron ver este enemigo. Se dieron cuenta poco a poco a partir del 2005. Y desde entonces luchan por sobrevivir, pero con el viento en contra. No son los únicos.

 

En una publicación americana se ha creado un pequeño programa informático que es capaz de determinar qué posibilidades existen de que en 20 años usted se dedique a la actividad que hace en estos momentos. En el caso del periodismo este porcentaje es muy bajo. En el caso de las agencias de viajes, a la par. Incluso ya empieza a ser significativo el efecto sobre los médicos de cabecera: estas organizaciones tienen el control de los aparatos que muchas personas se ponen mientras hacen deporte, de manera que generan ellas mismas estadísticas. ¿Por qué lo hacen? En Estados Unidos, sobre todo, las aseguradoras pagan lo que sea por saber si el cliente que les llega está o no sano.

 

Todos añoramos el trato humano de un agente de viajes (la mayor parte lo son), su conocimiento y amabilidad, su cordialidad y simpatía, pero el poder de las redes, de Internet, y de las grandes organizaciones, es demoledor.

 

El director general de Priceline, el propietario de Booking.com, se dirigió a la junta general de sus accionistas en Estados Unidos y les dijo algo así como que hoy estamos aquí, pero esto es muy efímero y provisional; tan pronto como los grandes operadores de Internet lo deseen, podríamos perder toda nuestra cartera.

 

Porque, y aquí está la segunda gran razón para la inquietud, todos adoramos a los agentes de viajes, pero los engañamos con el primero que nos ofrezca un descuento miserable. El director de Priceline aseguraba a sus propietarios que la fidelidad del cliente a sus marcas se aproxima al cero.

 

Como la de los lectores a sus periódicos.


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    13 Comments
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    Uno maw
    8 años

    El mejor artículo que he leído en preferente ... Enhorabuena

    Antonio
    8 años

    Sr. Mato, le felicito porque lleva ya varios articulos tocando temas polémicos de manera incisiva pero al mismo tiempo con clase. No siempre estoy de acuerdo con usted pero siempre es un placer leerle. Siga en esta línea.

    Peitolobo
    8 años

    Preferente, cuando hay que daros un toque, se os tiene que dar, por tendenciosos sin mas, aunque no lo saquéis a la luz, lo leéis vosotros. Dicho esto, ahora se os tiene que dar un toque, para felicitaros por este gran articulo, aunque soy de los que piensa que como todo, el trabajo de cada uno y de cada sector se acabara para el que no sepa evolucionar, esto es de listos (sin pasarse). Un saludo

    DGC
    8 años

    Magnífico artículo.
    El problema es que hace años, los agentes de viajes, al igual que los periódicos manejábamos un bien que hasta aquel momento era muy valioso: la información.
    Cuando un señor se quería ir de viaje a Estados Unidos, por poner un ejemplo, acudía a la agencia de viajes para obtener una información que prácticamente no podía encontrar en otro lado. Ese proceso creaba un vínculo entre el cliente y el agente de viajes que derivaba en la venta y posteriormente en la fidelización.
    Exactamente igual pasaba cuando alguien quería estar al día de la información del mundo, o compraba el periódico cada mañana o tenía que esperar a los informativos de medio día o de por la noche.
    Con la implantación masiva de Internet todo esto cambió. Ahora cualquier persona en un segundo y cuando él decida, puede obtener a tiempo real todo tipo de información e incluso precios de su viaje. Al igual que puede enterarse de lo que ha ocurrido en el otro lado del mundo. Y todo esto, por supuesto gratis.
    Actualmente el cliente sabe tanto o más que nosotros. Nuestra labor de asesoramiento cada vez es menor y , a mi juicio, nos hemos convertido en una especie de negociadores que entramos en un tira y afloja para ver quién deja más barato un determinado viaje. Al cliente le da lo mismo comprar en un sitio que otro, y se vende al mejor postor.
    Es más, me atrevo a decir, que en unos años la mayoría de los proveedores no nos darán comisión por nuestro trabajo, nos darán precios netos para que nosotros sumemos lo que consideremos oportuno (como con los vuelos).
    Nuestro futuro es francamente complicado, como el de los periódicos, que llevan en caída libre de ventas años, (pensad en la cantidad de quioscos que han cerrado en los últimos tiempos) o la industria del cine y la música.

    De acuerdo
    8 años

    Estoy completamente de acuerdo. Gran Artículo.

    Pilar
    8 años

    Estupendo artículo

    Según lo estaba leyendo, se me pasaba por la mente un eslogan algo antiguo de Aquarius: "el ser humano es imprevisible", que derivó en "el ser humano es extraordinario" "extra-ordinario", que se sale de lo ordinario o normal.

    Después he ido decayendo y dándome cuenta de que efectivamente The Big Brother ha llegado para quedarse y ni siquiera estamos siendo conscientes de ser monitorizados.

    Al final ya me he puesto a hacer el equipaje para huir a Anchorage o al desierto del Gobi... Odio ser clasificada, catalogada, previsible.

    Y sin embargo, al estar escribiendo todo esto, me he acordado de una maravillosa teoría económica que se llama "El Cisne Negro" (The Black Swan) y que explica como todas las empresas y por ende las sociedades y los humanos, se gastan millones y millones en simulaciones sobre escenarios más o menos probables (los cisnes blancos) cuando lo que realmente deberían de imaginar son escenarios totalmente descabellados e imprevisibles (el cisne negro) que es lo que las haría desaparecer del mapa.

    Soy hiperfan de esta teoría. Cuando nos parece que todo está atado y bien atado, una molécula divina se revela y nos hace dar un giro de 180º

    Google (a mi no me duelen prendas) tendrá su cisne negro... cuanto más asentado y cómodo estás, cuanto más estabilidad crees tener, es cuando lo imprevisible más te golpea y desgraciadamente sin capacidad de reacción rápida e imaginativa.

    Y esto no está escrito como agente de viajes, que eso ya lo he superado. Esto está escrito como ser humano que valora su libertad y no hay mayo cualidad intrínseca al ser humano que el libre albedrío.

    Chicharro
    8 años

    No estoy de acuerdo...no estoy de acuerdo con higopiko. Pero nada de acuerdo. Tu comentario es de un simplismo descomunal. Si estoy de acuerdo con el artículo,como con casi todos los que publica este periodista. ¿Cómo puedes decir que por fin una lectura que merece la pena?. O sea, que has estado leyendo muchos artículos sin interés en este digital en los últimos tiempos...Eso o es tontuna o es masoquismo. Este digital hace honor a su nombre,pues es el preferente de los digitales turísticos. Lo es por el periodista hoy alabado y por una redacción que cada día nos trae , nos guste o no,la actualidad más llamativa y la que bucea donde los demás no quieren meter la nariz. Por cierto, a este articulista lo tienen en el punto de mira los pilotos por escribir verdades como puños.Bueno, con el seudónimo de higopiko te estas retratando.( para los que no son
    de Canarias,higopiko es chumbo)

    Tio Billy
    8 años

    Parece que el agente de viajes, profesional, especialista y gran
    soportador de un constante sufrimiento ya no tiene presente ni
    va a tener futuro y además proviene la gran mayoría de un feo
    y oscuro pasado... todo por culpa del tio sin apellido: Internet.
    Interesante artículo... curiosos comentarios... deprimente.

    zuzuvecha
    8 años

    Pienso que nos tenemos que adaptar a los tiempos, Google ya está entrando en el mercado de viajes pero como mero intermediario para cobrar comisiones o publicidad, ellos buscan la mejor experiencia de usuario, y la mejor experiencia siempre se la darán los expertos, sean online u offline.
    Lo que tenemos que hacer los agentes de viajes y agencias es invertir en formación y tecnología y adaptarnos a los nuevos tiempos.

    internet&empleo
    8 años

    creo que es un artículo acertado pero como dice, no para los agentes de viaje sino para muchísimas profesiones. yo tengo una agencia de viajes y utilizo internet y las nuevas tecnologías a mi favor. y bastante bien que me va ( hasta que me vaya mal está claro) os animo a todos a aprovecharos de las cosas gratis de internet y darles a los clientes lo que no pueden obtener.

    carmen
    8 años

    A mi no me ha gustado este artículo. Está bien escrito, y es posible que tenga razón en su planteamaiento, pero a mi no me ha gustado. De la misma forma, que a un enfermo terminal, no le gusta que le digan que va a mirir en medio de horribles sufrimientos. No, no me ha gustado, y francamente, espero que el periodista que lo ha escrito, en esta ocasión falle en su diagnóstico. Yo prefiero ser optimista, y pensar que todavía quedan muchas personas, que aprecian el trato humano, que nunca podrá ser, en mi opinión, sustituído por una máquina. Es lunes, y prefiero empezar la semana con buen humor. ¡A paseo con internet!

    viajero07
    8 años

    Pues yo creo que esto del periodismo va por momentos y ahora toca este tema al igual que antes tocó el de las redes verticales y la desaparición de las agencias independientes, y miren donde están esas y donde estamos las otras.
    Yo me quedo con mi día a día, con mi buen provecho de las nuevas tecnologías a mi servicio (actualmente, por ejemplo, atiendo a más gente por whatsapp que por el tf o el mail) y con mi repunte bastante significativo en las ventas.
    Que mañana no estaremos aquí???? pues ya veremos, pero cansa mucho leer siempre lo mismo, que viene el lobo, que viene el lobo....
    Vamos a trabajar, a formarnos, a hacer uso a nuestro favor de la tecnología, a invertir en publicidad en las redes sociales y ya veremos cuando desparecemos del mapa.

    JULIO
    8 años

    Pues este artículo no me parece mal. Quien no ha escuchado esta historia tan manida que nuestro sector va a desaparecer? Llevo trabajando en mayoristas desde el 98 y desde ese año se está diciendo que esto se va a acabar...Después llegó el boom de las aperturas y por supuesto que cambió el tema. Cerraron miles de agencias. Yo creo, sinceramente, en la autorregulación del mercado. Cierran unas (muchas veces por mala gestión de los propietarios que en épocas de vacas gordas se gastaron hasta lo ajeno) y abren otras (si es cierto que con menos poder de compra, menos profesionales y más inestables). No podemos estar siempre con el miedo metido en los huesos.

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