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EDICIÓN ESPAÑA

La crónica del fin de semana

Los 'trapos sucios' del Palacio de Congresos de Palma

El ex-gerente, enfadado con el ayuntamiento, desvela secretos de cómo se hacen las cosas en la institución en relación con las obras y el proyecto de Mallorca
Al parecer, se sabía que la constructora tenía razón en su relación con el municipio, pero se prefirió no decir la verdad a la opinión públicamente

No todos los días tenemos testimonios que nos permitan entender cómo funcionan las entretelas de la política. Pero, ocasionalmente, algún despistado se sale del guión y, enfadado, nos lo cuenta. Es el caso de Josep Sintes, el que fuera gerente del Palacio de Congresos de Palma de Mallorca, que acaba de ser echado del cargo y que ha contado su experiencia en una larga entrevista en Diario de Mallorca.

 

congresos (1)La entrevista es especialmente interesante porque Sintes dependía de un gobierno, el del ayuntamiento de Palma, integrado por Podemos, PSOE y los nacionalistas de Més. O sea, estos son los se presentan como quienes verdaderamente van a cambiar la forma de hacer las cosas que nos había impuesto el Partido Popular. Vamos, que con estos sí vamos a saber lo que es democracia, gestión, participación.

 

Para mí, hay tres asuntos que son absolutamente relevantes en la entrevista que concede Sintes.

 

Primero, el gerente dimitido afirma que “cuando me nombraron gerente, desconocía completamente el sector”. Esto ocurrió hace apenas cinco meses, cuando los nuevos gobernantes accedieron al ayuntamiento. Es decir, el desprecio por el conocimiento, la minusvaloración de la formación, la actitud de creer que todo el mundo sirve para todo y que mantiene en el paro a miles de jóvenes universitarios, se preserva como una de las esencias de nuestra forma de ser. Aquí, al menos, no ha habido cambio de gobierno. Porque se puede entender que el concejal no sea un especialista, pero el técnico elegido al frente de una empresa de estas características debería ser alguien especialista en aquello a lo que se va a dedicar.

 

Segundo, el gerente explica que él hizo una serie de gestiones sobre cómo operar el palacio y que deseaba trasladar al Consejo de Administración de la sociedad que gestiona el recinto de congresos y que preside la concejala municipal Joan Maria Adrover. La presidenta lo quiso destituir y “a raíz de esta discusión [la que mantuvieron sobre su continuidad] me amenazó en el sentido de que o bien presentaba la dimisión por motivos personales o, si no, me destituiría y me desacreditaría públicamente”. ¿Han leído bien? Si no estás de acuerdo con lo que te ordenan, te destituyen –cosa completamente lógica– pero, además, te desacreditan públicamente, lo cual no me parece exactamente un ejemplo de tolerancia democrática. No de educación. Ni de transparencia. Más bien de todo lo contrario.

 

Tercer aspecto reseñable que debemos tener presente: hace unos meses, la empresa constructora, Acciona, amenazó con abandonar las obras porque había desacuerdos con el ayuntamiento. En ese momento, la institución lanzó toda su artillería acusando a la empresa de chantajista entre otras cosas. La corte periodística que acompaña este circo celebró la dureza con una empresa capitalista, opresora, que quiere enriquecerse a costa de la ciudad. El espectáculo fue de los que no se olvidan. El gerente, ahora que lo han cesado –no mientras estaba en el cargo–, explica los hechos: “sabíamos desde hacía un tiempo que el retraso [en las obras] no era debido a la constructora sino que buena parte era atribuible a decisiones de la sociedad, que había hecho y solicitado cambios en el proyecto, provocándolos”. Esto, añade el gerente, “se refleja en las actas redactadas […] en las cuales se pone de manifiesto que una buena parte de los retrasos son atribuibles a decisiones adoptadas por Palau de Congressos SA”, la sociedad municipal. Cuando el ayuntamiento anuncia la penalización a la empresa constructora “me vi obligado a poner esta cuestión sobre la mesa y se lo recordé a la presidenta”. Esto se sabía “desde hacía meses. Mis colaboradores, que llevan diez años en la sociedad, me lo dijeron, al igual que el director técnico municipal de las obras, quien sabía perfectamente que era inviable la reclamación y actuaba para evitar precisamente que nos la pusieran a nosotros. Hubo una descoordinación con esta cuestión y la presidenta se creyó que podía sacar dinero a Acciona [la constructora] con la penalización, lo cual era algo, bajo mi punto de vista, poco ético”. El gerente afirma abiertamente que el ayuntamiento actuó de forma “poco ética”, para “sacar dinero” a la empresa constructora. ¿Pero esto se puede aguantar en pie? ¿Esto es mínimamente serio?

 

Yo, tras leer esta entrevista, llego a la conclusión inevitable de que es absolutamente imposible que este proyecto pueda llegar a buen puerto.

 

Aquí se dan varias circunstancias que convierten a la 'nueva' política que se lleva en el ayuntamiento de Palma en política de la más vieja. A saber:

 

Primero, desprecio por el conocimiento. Hay profesionales que saben de qué van las cosas y aquí seguimos nombrando a perfectos desconocedores del asunto. (Sin embargo, hay que reconocerlo, Sintes parece que sí se formó, sí trabajó, y sí aprendió.)

 

Entonces aparece el segundo motivo para augurar el fracaso de toda la política sobre el palacio de congresos: el gerente no está allí para entender de qué va, para gestionar, sino para seguir las órdenes que le dan, callar y, si no, ser cesado.

 

Y, tercero, mucho más grave, la 'nueva' política no parece tener remilgo alguno a la hora de manipular la verdad en beneficio propio, en comportarse de forma “poco ética”, como diría el ex-gerente, para acusar a una empresa de lo que es culpa municipal, y así organizar un poco de circo mediático en contra de un promotor que está trabajando honradamente.

 

Francamente, horroroso. Para mí no existe ninguna posibilidad de llegar a buen puerto si las conductas políticas son así de oportunistas.


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    1 Comment
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    horizontes
    8 años

    Yo diría vergüenza nacional y ridículo internacional, por decir algo.

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